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Infraestructura verde


"Repensar nuestras ciudades puede convertirlas en aliadas para la salud y contra el cambio climático"

Entrevista a Mark J. Nieuwenhuijsen, Director de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud del Instituto de Salud Global de Barcelona

Entrevista de Griselda Romero. Fotografía: Gloria Solsona
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La mitad de la población mundial vive en ciudades y con probabilidad, esta cifra aumentará al 70% en los próximos 20 años. Las ciudades proporcionan empleo, son centros de innovación y creación de riqueza, pero también suelen ser focos de contaminación atmosférica, ruido, calor y enfermedades, que contribuyen significativamente a la crisis climática y ocasionan importantes perjuicios para la salud de las personas. ¿Podemos dar marcha atrás?

Conversamos sobre la sostenibilidad en las ciudades con un destacado experto en exposición ambiental e impactos para la salud, Mark Nieuwenhuijsen, director de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal, centro impulsado por la Fundación “la Caixa”. Con un gran interés por la vida y la planificación urbana saludable, el experto muestra su preocupación por la evidente carencia de espacios verdes en las ciudades. “Llamaremos espacio verde a toda aquella vegetación cuyo color se corresponda con el mencionado: bosque, parque, prado, jardín, arbusto, planta, árbol, y hasta un poco de hierba... Todos ellos merecen igualmente ser cuidados y respetados por el ser humano, pues su mera presencia aporta innumerables beneficios, para las personas y para el planeta”, explica.

 

¿Qué papel ocupan los espacios verdes en las ciudades?

El “rol” que desempeña un espacio verde dentro de una ciudad variará siempre en función del tipo de ciudad. Hay ciudades muy compactas, con alta densidad de población, donde apenas hay espacio para el verde; y otras más extendidas, donde la tendencia es más positiva para estos espacios, aunque en su mayoría las zonas verdes suelen encontrarse alejadas de donde vive la gente, en las afueras. También la superficie verde de una ciudad será mayor o menor en función del “status” económico, puesto que existe una gran desigualdad en el reparto: las ciudades más ricas suelen ser más verdes que las pobres. Por tanto, la función que actualmente tienen los espacios verdes en la mayoría de ciudades es nula o muy escasa, ya que el tráfico rodado y las edificaciones han ocupado todo el espacio. Las zonas verdes disminuyen a medida que crecen las ciudades, lo que reduce las oportunidades de las personas de experimentar la naturaleza, y también la capacidad de mitigación del cambio climático.

 

¿Qué importancia tienen los espacios verdes para las personas? ¿Cómo afectan a su salud y calidad de vida?

Los seres humanos hemos vivido durante decenas de miles de años rodeados de naturaleza, en los bosques y en la sabana. Sólo en los últimos miles comenzamos a vivir en las ciudades, rodeados de gente y sin espacios verdes a nuestro alrededor. Y nuestros cuerpos y nuestras mentes no están preparados para eso.

Existen numerosos estudios que prueban que la falta de espacios verdes en las ciudades afecta negativamente a nuestra salud física, como por ejemplo, con mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares o cáncer; pero también a la salud mental, donde los problemas de ansiedad, estrés o depresión podrían reducirse hasta un 10% si hubiera más verde en las ciudades.

Un ejemplo son los niños que viven en zonas carentes o con falta de espacios verdes. Sus cerebros no se desarrollan “tanto o tan bien” como los de los niños que sí los tienen cerca. Lo mismo ocurre con los ancianos, con mayor probabilidad de sufrir demencia o padecer Alzhéimer si no tienen verde a su alrededor, ya que este ayuda a ralentizar o cesar el deterioro cognitivo.

Otro de los grandes hallazgos de ISGlobal, que pone en relación directa a el verde de las ciudades y la salud de las personas es que, las personas que viven en zonas de la ciudad donde hay menos espacios verdes, tienen más probabilidad de morir prematuramente, esto es, su esperanza de vida es menor. Realizamos un estudio en 1.000 ciudades de 31 países europeos y descubrimos que más el 60% de la población estudiada no tiene suficientes zonas verdes a su alrededor, y que si las ciudades fueran más verdes, y cumplieran con las indicaciones de la OMS de acceso a espacios verdes, podrían haberse evitado hasta 43.000 muertes anuales.

También en nuestro estudio más reciente, analizamos los datos de 93 ciudades europeas, obteniendo que, durante el período estival, cerca de 7.000 muertes, esto es, más de 4%, podían atribuirse al efecto “isla de calor”, en gran parte producido por el hormigón y el asfalto, que absorbe el calor durante el día y lo libera por la noche, provocando que los centros de las ciudades sean notablemente más calientes que las zonas circundantes. Un efecto que, en vista del calentamiento global y el crecimiento urbano, se prevé que empeore en las próximas décadas. Los resultados del estudio, revelaron además, que estas muertes, podrían evitarse si se aumentara la cobertura arbórea de las ciudades hasta alcanzar el 30%. Con solo duplicar la cobertura arbórea actual, se reducirían un tercio de las muertes causadas por islas de calor.

Estos datos, entre otros muchos, pueden servirnos para obtener una idea de la magnitud de los impactos: positivos para las ciudades con más verde; y altamente perjudiciales, para la gran mayoría restante.

 

"Por mucho que las ciudades puedan ser el problema, también podrían ser la solución"

 

 

¿Qué papel desempeñan las ciudades en la mitigación del cambio climático?

En la actualidad, las ciudades son totalmente perjudiciales para la sostenibilidad y el planeta. Emiten entre el 70 y el 80% de los gases de efecto invernadero, en gran parte por el tráfico del transporte rodado, que representa en torno al 25% de las emisiones CO2. Y no solo ocurre con la contaminación atmosférica, también son potencialmente contaminantes a nivel lumínico o acústico.

Sin embargo, por mucho que las ciudades puedan ser el problema, también podrían ser la solución. Si repensáramos y reconvirtiéramos nuestras ciudades para ser más verdes, saludables y habitables, se convertirían en grandes aliadas para la lucha contra el cambio climático. Si nuestras ciudades se llenaran de árboles, disminuirían las temperaturas y se reduciría el efecto de isla de calor, e incluso podrían servir de ayuda para la captura de carbono. Por este motivo, tenemos que ver la manera de poner a nuestras ciudades a favor y no en contra de la lucha climática, pues tienen potencial para ser hábitats excelentes y eficientes, siempre y cuando sean bien planificadas y gestionadas.

 

"El 60% de la población no convive con suficientes espacios verdes, lo que significa que más de 43.000 muertes prematuras anuales atribuibles a este respecto podrían haberse evitado"

 

 

¿Cómo se relaciona la planificación urbana de las ciudades con la mejora de la calidad de vida de las personas? ¿Cómo conciliar el crecimiento de las urbes y la población con la creación de espacios verdes?

En el pasado las ciudades eran compactas, la gente vivía próxima a donde trabajaba, y solían tener algunos espacios verdes a su alrededor. Pero la llegada masiva del coche hacia los años 60 y 70, llevó a nuestras ciudades a convertirse en más anchas y dispersas, puesto que los coches ocupan mucho espacio; por lo que pronto los espacios verdes comenzaron a sustituirse por asfalto.

Lo que las ciudades necesitan es volver a ser como eran antes, más compactas. En este sentido, conviene mencionar lo que se denominan “ciudades de proximidad” o “ciudades de quince minutos”, donde la gente tiene a su disposición, a una corta distancia, todos los servicios que requiere, ya sea lugar de trabajo, supermercados, centros de salud, farmacias, centros educativos, sociales y culturales, etc. De esta manera, no se necesitaría utilizar el coche para movernos por las ciudades, sino que se podría caminar o utilizar la bicicleta; y todo el espacio que ahora está dedicado a los coches, podría reconvertirse en verde.

La historia de Barcelona es bastante llamativa en este sentido. En sus orígenes, fue diseñada para ser una ciudad muy saludable. Cuando todo el mundo vivía en el casco antiguo, surgió la idea de construir nuevos barrios, con calles amplias y repletas de árboles; algo que no llegó a ocurrir: en lugar de parques, se construyeron carriles; en vez de árboles, llegaron coches. Esto empujó a la gente a alejarse para vivir a las afueras, y por tanto, a tener que desplazarse en vehículo para ir a la ciudad. Por esto insisto en que, el diseño de la ciudad depende en gran medida de cómo se desplaza la gente y de lo que la ciudad puede ofrecerles.

Por otro lado, en relación a los espacios verdes, existe la regla de ecologización urbana “3-30-300”, según la cual el profesor Cecil Konijnendijk, afirmó que “todo el mundo debería poder ver al menos 3 árboles desde su ventana, vivir en una zona con al menos un 30% de espacios verdes y estar a menos de 300 metros de un gran espacio verde”.

Sin embargo, no siempre es fácil combinar una ciudad de 15 minutos con esta regla 3-30-300; por un lado se quiere una ciudad muy compacta, y por otro, tener espacio suficiente para el verde. Por este motivo, considero que el cambio radica en la movilidad. Si cambiamos nuestras formas de desplazarnos, y eliminamos el espacio que dedicamos para conducir y aparcar coches, y en su lugar ponemos zonas verdes, es posible conseguirlo. Se trata, por tanto, de conseguir un equilibrio entre ambas reglas, que por desgracia, muchas ciudades perdieron hace tiempo.

 

 

 

¿Qué obstáculos se encuentran a la hora de poner en marcha proyectos de espacios verdes y cómo pueden abordarse?

El gran reto con el que se encuentra la implementación de proyectos verdes es que, pese a que numerosas ciudades tienen ya consciencia y pretensión de “reverdecer” sus espacios, estas acciones tienen un coste económico elevado. Es caro plantar árboles y es caro mantenerlos. Los Ayuntamientos no dejan de recortar sus presupuestos para el verde, sin saber que los beneficios superan con creces el coste. Ejemplo de esto es que, por cada árbol plantado, se podrían ahorrar unos seis o siete euros invertidos en el ámbito sanitario.

 

"Los beneficios de reverdecer los espacios superan con creces el coste"

 

Por otro lado, también hay que tener en cuenta que en las ciudades, no solo sufren las personas, también sufren los árboles. A menudo, los árboles que se plantan en una ciudad mueren en un período de dos años. Por tanto, el reto no es solo plantar más árboles, sino también ocuparnos de mantenerlos y proporcionarles agua. Ahora existen legislaciones que limitan este suministro de agua para los árboles y que convierten a todo este proceso en un círculo vicioso: no se pueden plantar árboles porque no hay agua, entonces la ciudad se calienta; lo que tenemos que hacer es enfriarla, y para eso la única solución es plantar árboles.

 

¿De qué manera puede colaborar la comunidad? ¿Cómo pueden las ciudades fomentar una cultura de cuidado y uso responsable de los espacios verdes?

A menudo vemos cómo los Ayuntamientos trabajan de forma exhaustiva para mejorar sus servicios en los diferentes departamentos: transporte y movilidad, sanidad, sostenibilidad y espacios verdes, etc. Sin embargo, en muchos casos, cada uno se ocupa de lo suyo y no se parte de una visión holística. Pocos gobiernos reúnen a sus diferentes departamentos para preguntarse al unísono “¿Cómo es la ciudad que queremos? ¿Qué queremos conseguir? ¿Cómo podemos trabajar juntos por estos objetivos?”. Por eso, es importante que las ciudades definan bien sus objetivos y lo hagan de forma conjunta, siempre con la visión puesta hacia el “dónde queremos estar”.

Para ello también es fundamental involucrar a los ciudadanos, ponerles en el centro de toda decisión. Es importante tener a la gente “a bordo”, informarles, concienciarles. Con absoluta certeza la gran mayoría de ciudadanos querrían convivir con más espacios verdes a su alrededor, pero ¿saben lo que cuesta? ¿saben lo difícil que es mantenerlos? ¿saben qué pueden hacer para contribuir? Enseñar a la sociedad cómo pueden conectar con la naturaleza en su ciudad, cuál es la importancia de los espacios verdes y cuáles son sus beneficios es crucial para hacer las ciudades avanzar.

 

"Tener a la gente “a bordo” es crucial para hacer las ciudades avanzar"

 

 

En relación a España, ¿cuál es la situación y cuáles son los principales retos a enfrentar por nuestras ciudades?

El caso de España es llamativo puesto que se trata de un país con una notable carencia de espacios verdes. Esto, además, se ve agravado por los efectos directos del cambio climático, que ha traído la escasez de agua y el aumento de las temperaturas, entre otras cosas, lo que dificulta también el mantenimiento de los espacios verdes. El desafío es real puesto que la tendencia es desértica más que verde. Para enfrentar este gran reto, la única vía es repensar las ciudades, ver cómo integrar en ellas la infraestructura verde y cómo mantenerla y abastecerla, haciendo una gestión eficiente de un recurso escaso, que es el agua.

 

 

 

¿Podría aportar algunos ejemplos de ciudades con un buen modelo de planificación urbana y espacios verdes, que puedan ser consideradas las mejores para vivir?

Considero muy importante poner la vista sobre algunas ciudades que pueden servirnos de referente, donde la gestión del verde está resultando exitosa. En España suelen mencionar como ejemplo a Vitoria, en el País Vasco; a nivel europeo, yo destacaría Oslo, en Noruega o Utrecht, en los Países Bajos, ambas ciudades con un verde muy destacable. A nivel mundial, señalaría a Singapur, donde se hace mucho por la ecología y por construir una ciudad habitable. También para ciudades tan calientes como España, podríamos mirar hacia Isfahan, en Irán, una ciudad muy verde en una zona muy desértica.

Pero sin duda, mi ejemplo favorito es el del barrio de Vauban, en Friburgo (Alemania). Es un barrio sin coches, con muchos árboles y viviendas sostenibles. Recomendaría a todo el mundo viajar ahí para verlo, y comparar cómo podría ser con cómo es la realidad de muchas ciudades.

 

¿Qué medidas recomendaría o cree que son más eficaces para hacer a las urbes avanzar hacia la sostenibilidad?

Para resumir todo lo mencionado anteriormente, lo más importante es, por un lado, ampliar la superficie de espacios verdes en las ciudades; y por otro, replantear el sistema de movilidad, reducir la dependencia del coche y cambiar la forma mayoritaria en la que se desplaza la gente. La clave es idear un equilibrio, en el que poder utilizar el mismo espacio de una mejor manera. Hilando con el comienzo de la entrevista, esto no solo repercutirá de forma muy positiva sobre el mundo que habitamos, convirtiendo a las ciudades en sostenibles y respetuosas con el medio ambiente; sino que también afectará directamente sobre la salud de las personas: ciudades habitables, personas saludables. Para esto se necesita una visión clara y la participación activa de todos los actores, incluidos los ciudadanos.

 

"Podemos hacerlo. Las ciudades están preparadas para estos cambios; pero, con frecuencia, no tienen muy claro dónde quieren estar, ni son lo suficientemente creativas"

 

 

¿Cómo augura el futuro de las ciudades? ¿El verde llegará?

Las ciudades son muy importantes, sobre todo, porque cada vez hay más gente viviendo en ellas: es donde hay trabajo, donde se realizan la mayoría de actividades, donde se desarrolla la vida cultural, etc. El crecimiento de estas continuará siendo positivo, porque las ciudades son lugares atractivos para vivir. Sin embargo, son los lugares donde el cambio climático ejerce más presión y por tanto, donde debemos prestar especial atención.

Sin embargo, yo soy muy positivo con respecto al futuro de las ciudades y creo que podemos hacerlo. Las ciudades están preparadas para estos cambios; pero, con frecuencia, no tienen muy claro dónde quieren estar, ni son lo suficientemente creativas. La única manera de conseguir el cambio es hacerlo todos juntos, ponernos de acuerdo y fijar un objetivo común, poner la vista al futuro y luchar por la consecución de las metas. Y vuelvo a insistir, siempre considerando el ejemplo de otros lugares donde aquello que queremos lograr, ya ha ocurrido.


Entrevista publicada en el número 203 Primer Trimestre 2023.

 


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