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El juego infantil en una Smart City


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Se está creando una gran conciencia social alrededor del concepto de smart city o ciudad inteligenteen todos los actores que intervienen en la creación de ciudades: arquitectos, urbanistas, políticos y, por supuesto, los propios ciudadanos que viven en ellas entre los que naturalmente están los actores mencionados.

 

No debemos confundir el concepto de ciudad inteligente con el de ciudad digitalizada. Es algo que ya se explicaba en el anterior artículo El papel de un parque de agua sin profundidad en una “smart city”.

 

Una ciudad inteligente es mucho más. Y una de las características que ha de tener está, curiosamente, en las antípodas de la digitalización: ofrecer zonas de juego al aire libre para los niños (lo más lejos posible de sus ordenadores, tablets, consolas o móviles).

 

Según estudios sociológicos realizados en España, nuestros niños pasan el 90% de su tiempo en espacios cerrados. Es un porcentaje abrumador consecuencia de nuestro estilo de vida urbano que incluye costumbres muy difíciles de erradicar y, en muchas ocasiones, la dificultad de acceder a un espacio apto para el juego infantil al aire libre.

 

Pero el juego infantil, concebido como un medio fundamental –junto a otros muchos– para alcanzar el objetivo de vivir en una smart city tiene exigencias que se suman a la necesidad de aire libre y que están directamente entroncadas con el desarrollo personal.

 

Más allá de los aspectos estrictamente lúdicos de juego, la neurociencia nos alerta de la enorme importancia que determinados tipos de juego tienen en el desarrollo de las funciones motoras y de cómo éstas intervienen en la consolidación de una personalidad sociable, inteligente y… con instinto de conservación.

 

¿Te sorprende?

 

Asúmelo. Desde que somos pequeños y empezamos a movernos, entramos en riesgos que superamos sin darnos cuenta, lo que forja nuestra personalidad. Probablemente uno de los primeros riesgos que asumimos es el de ponernos de pie para empezar a andar.

 

Pero según crecemos y superamos con éxito esos pequeños riesgos, nos volvemos más temerarios. Ya andamos, y entonces queremos correr. Corremos, y queremos saltar. Saltamos, y queremos nadar, bucear… no es necesario enumerar las fases por las que todos pasamos.

 

Si lo piensas un momento, te darás cuenta de que todas estas victorias están relacionadas con el movimiento. Moverse es desarrollarse, es vivir. Fomentar el uso de juegos en los que el movimiento propio y el de los objetos que nos rodean forman parte del entretenimiento desarrolla más rápidamente funciones del sistema nervioso que serán fundamentales en la edad adulta.

 

Podemos por lo tanto concluir que una ciudad inteligente que aspire a este título debe fomentar la creación de espacios que incluyan juegos que estimulen el movimiento de los niños. Si estos movimientos, además, se salen de lo normal (andar, saltar, correr) exigiendo un nivel de coordinación mayor, estaremos en el buen camino. Porque estimulamos funciones motoras y nerviosas que en la vida normal no van a ser estimuladas.

 

En realidad, es lo que hacemos con el deporte, sea éste el que sea. Y, a nivel estrictamente intelectual, también lo hacemos fomentando las actividades culturales, el aprendizaje de idiomas, música o arte.

 

 

VORTEX y su compromiso la smart city

 

En VORTEX llevan años reivindicando la necesidad de crear espacios de juego estimulantes para los niños. Es uno de sus objetivos. Es su aportación a las ciudades inteligentes mediante el diseño universal.

 

VORTEX busca con su aportación colaborar con el resto de agentes en la smart city. Y para conseguirlo diseña parques de agua sostenibles, que estimulan el movimiento y despiertan la imaginación. Y lo hace con responsabilidad y con una técnica impecable.

 

Además, de acuerdo con las investigaciones sobre el desarrollo del niño, éste tiene la necesidad de practicar un juego libre, en el que la imaginación sustituye a las reglas.

 

Los parques de agua de Splashpad® de VORTEX estimulan este tipo de juego. No hay ningún patrón de cómo debe jugarse. Las distintas piezas que componen el parque no representan a nada en concreto, pero si son lo suficientemente evocadoras como para que cada niño vea en ellas todo aquello que su imaginación le dicte.

 

En definitiva, su aportación a las smart cities se basa en facilitar zonas motiven al juego al aire libre, con mucho movimiento y despertando la imaginación. Cada niño a su ritmo. De su interior hacia fuera. Sin presiones. Libremente.


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