El Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz impulsa un ambicioso plan de recuperación del suelo en parques urbanos tras un estudio pionero que revela compactación, déficit microbiano y falta de nutrientes como causas del deterioro
Con el propósito de frenar el deterioro del arbolado urbano, el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz ha presentado los resultados de un estudio inédito por su alcance y precisión, centrado en la calidad del suelo de parques y jardines. Esta iniciativa responde a una creciente preocupación por el declive progresivo del arbolado, reflejado en síntomas como menor crecimiento, hojas marchitas y pérdida de follaje, que en algunos casos han desembocado en la muerte de ejemplares.
Durante la presentación del informe, la concejala de Espacio Público y Barrios, Beatriz Artolazabal, subrayó con rotundidad:
“El suelo es un gran olvidado en la gestión urbana, pero su papel es fundamental”. “Si queremos árboles sanos, primero debemos asegurar que tienen un suelo vivo, fértil y bien estructurado. Este estudio nos ha dado un diagnóstico claro, y ahora aplicaremos la medicina adecuada”.
El estudio ha sido realizado en 16 parques de la ciudad, incluyendo enclaves emblemáticos como Arriaga, Olarizu, La Florida, El Prado, Judimendi, Gazalbide y San Martín. Para ello, se practicaron perforaciones de hasta 60 centímetros, permitiendo recoger muestras analizadas desde tres enfoques complementarios: físico, químico y biológico.
El resultado ha sido concluyente: el principal problema identificado es la compactación del suelo.
Según explicó Artolazabal: “Al igual que una esponja, el suelo necesita poros para que circule el aire, el agua y los nutrientes. Pero cuando se pisa mucho o pasan vehículos por encima, esos poros desaparecen, el suelo se endurece y las raíces no pueden respirar ni alimentarse”.
Junto a este fenómeno, el informe detecta escasa actividad microbiana, carencias nutricionales relevantes y la presencia de materiales inadecuados, como escombros, que alteran la calidad del subsuelo.
El escenario se ve aún más comprometido por los efectos del cambio climático. Los veranos más cálidos y secos provocan que los suelos arcillosos, característicos de la ciudad, se agrieten y endurezcan con mayor facilidad.
“Por eso, actuar ahora es urgente”, alertó Artolazabal, poniendo de relieve la necesidad de intervenir antes de que la degradación sea irreversible.
Para responder de forma efectiva, el consistorio ha diseñado un plan de intervención integral que contempla cinco líneas estratégicas:
Descompactación mecánica del suelo con maquinaria especializada que evita dañar las raíces, seguida de un relleno con compost y arena.
Incorporación de materia orgánica para estimular la vida microbiana, mejorar la estructura del suelo y aumentar la capacidad de retención hídrica.
Corrección de carencias nutricionales mediante el uso de fortificantes radiculares y abonos orgánicos, especialmente en nuevas plantaciones.
Plantación de especies vegetales adaptadas, con raíces profundas que contribuyen a descompactar el terreno de forma natural.
Seguimiento y evaluación continuada para medir el impacto de las acciones implementadas y ajustar el plan anualmente según los resultados.
La ejecución del plan comenzará este mismo año, con la licitación de un contrato específico para la descompactación sistemática de suelos, que supondrá una inversión anual de 32.000 euros. Además, se destinarán 26.000 euros a siembra y 30.000 euros a la aplicación de nutrientes.
Artolazabal ha asegurado que “contamos con los recursos y con el conocimiento técnico. Y, sobre todo, tenemos una visión clara: proteger nuestros árboles es proteger nuestra calidad de vida”.
El estudio posiciona a Vitoria-Gasteiz como una ciudad pionera en gestión ecológica del arbolado.
Según la concejala, la capital alavesa reafirma así su liderazgo en sostenibilidad urbana:
“Queremos seguir siendo un referente en sostenibilidad. Este estudio nos sitúa por delante, porque nos anticipamos a los problemas con conocimiento, innovación y compromiso ambiental”.
El reto es ambicioso, pero el objetivo es claro: garantizar que la ciudadanía pueda seguir disfrutando de parques saludables, resilientes y con biodiversidad, capaces de aportar sombra, bienestar y equilibrio ecológico en plena urbe. “Los árboles nos cuidan. Nuestro deber es cuidarlos también a ellos”, concluyó Artolazabal.
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