Herramientas como MIRA Servicios Urbanos permiten unificar criterios, datos y trazabilidad para ofrecer una gestión pública coordinada, transparente y orientada a este servicio
Imagina que llegas a una playa en pleno mes de julio. La arena está sucia, los lavabos no funcionan, hay papeleras desbordadas y de la ducha sale agua marrón. Tú, como ciudadana/o, ¿a quién crees que debes reclamar? La mayoría respondería de forma natural: “al Ayuntamiento, claro”. Porque la playa, en apariencia, es un espacio público municipal, pero la realidad es mucho más compleja.
Pongamos el ejemplo del área metropolitana de Barcelona, donde la coordinación entre administraciones es más sofisticada que en otros lugares… y aun así, es compleja:
Es decir, hasta 5 o 6 administraciones distintas pueden intervenir en la misma playa, cada una con funciones concretas… y se supone que sin superponerse.
El problema: para el ciudadano, todo eso da igual
El bañista que pisa la arena no lleva un organigrama institucional en la mochila. No distingue si el problema es:
Para él o ella, el responsable es el Ayuntamiento. Y si no hay respuesta clara, pierde la confianza. La fragmentación crea un problema de percepción… y de gestión. Cuando hay tantos actores implicados:
¿El resultado?
Una gestión que desde dentro parece justificada, pero desde fuera se percibe como ineficaz.
Esto no pasa solo en las playas. Lo que ocurre en la playa es solo un ejemplo especialmente visual de algo que también sucede en:
Por ejemplo, el Ayuntamiento gestiona la recogida domiciliaria, pero la recogida de residuos comerciales puede gestionarse por una empresa distinta, o incluso estar fuera del contrato municipal y depender del comerciante. O, en algunos municipios, los residuos voluminosos se recogen por un operador diferente al de la fracción orgánica o resto. Si un ciudadano ve un colchón abandonado durante días. ¿Quién debía recogerlo? No lo sabe, ni debería saberlo. Solo sabe que no está bien gestionado.
Los ciudadanos valoran el resultado, no la cadena de responsabilidades. Y muchas veces, esa cadena está rota o mal engrasada.
Con sistemas que unifican la visión
Herramientas como MIRA QA|Servicios Urbanos no solo sirven para evaluar si un contenedor está limpio. Sirven para que el municipio, el área metropolitana, la empresa contratada y cualquier actor implicado compartan la misma foto, el mismo dato, el mismo criterio.
Si cada entidad evalúa con su método, con sus indicadores, con su escala… el resultado nunca será comparable, y la mejora será imposible.
Con trazabilidad
Cuando el ciudadano reclama, hay que poder responder con hechos:
La trazabilidad no es control: es protección institucional.
Permite defender el trabajo bien hecho, justificar inversiones, actuar con criterio.
Con una visión integradora del servicio público Aunque las competencias estén divididas, el servicio debe pensarse como uno solo. No hay una playa “de ACA”, otra “de AMB” y otra “del Ayuntamiento”.
La playa es una sola y debe gestionarse como un todo. Eso requiere metodologías de control de calidad que no dependan de la intuición, ni de una hoja de Excel sin contexto, ni de la buena voluntad de cada administración por separado.
MIRA fue concebido desde esa realidad. No para sumar más tareas, sino para dar sentido a lo que ya se hace, y facilitar que distintos perfiles institucionales puedan trabajar desde una base común.
Cuando eso ocurre:
La playa es un espejo de lo que funciona —o no— en la gestión urbana
Si el ciudadano no ve la diferencia entre administraciones, la administración tiene que actuar como si fuera una sola.
Y para eso, necesita sistemas comunes, lenguaje compartido y datos confiables.
El reto no es tener más tecnología, ni más niveles de gobierno. El reto es que todo eso se traduzca, al final del día, en una playa limpia, accesible y bien cuidada.
Y eso solo se consigue cuando se MIRA de verdad. Con método. Con criterio. Con voluntad de servicio.
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