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Las palomas, un peligro creciente para la salud en las ciudades


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Palomas abalanzándose sobre los restos de comida en la mesa de una terraza o sobre los puñados de migas de pan que alguien ha lanzado a la acera. La imagen resulta más que familiar, pero está muy lejos de ser idílica. Y es que las palomas se están convirtiendo, cada vez más, en un riesgo creciente para la salud de los habitantes de multitud de ciudades de todo el mundo. Aves que forman parte de la biodiversidad de las ciudades pero que, cuando su densidad aumenta de la forma desproporcionada en que lo está haciendo, genera multitud de problemas en no pocos ámbitos.

 

La exposición a estas aves y, sobre todo, a sus excrementos infectados por hongos Cryptococcus, puede generar graves enfermedades pulmonares. Tal fue el caso, por ejemplo, de una guía turística en Barcelona a quien el Tribunal Superior de Justicia de esta comunidad (TSJC) le otorgó en el año 2017 la invalidez permanente después de comprobar que ésta fue la causa de su fibriosis pulmonar. Pero incluso puede llegar a provocar la muerte. Sin ir más lejos, dos pacientes del Hospital Universitario Queen Elizabeth en Glasgow (Escocia) fallecieron tras contraer una infección por hongos causada por excrementos de palomas. 

 

Por todo ello, la adecuada gestión de palomas en las ciudades se impone como un tema de primer orden que es necesario abordar a fin de salvaguardar la salud de los ciudadanos. La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental reclama medidas urgentes que contribuyan a controlar esta especie, potencial transmisor de decenas de enfermedades

 

 

“Es importante que se ataje este problema por parte de las administraciones”, demanda Milagros Fernández de Lezeta, directora general de ANECPLA. “De lo contrario”, alerta, “la situación puede llegar a agravarse considerablemente. Hay que tener en cuenta que no tienen prácticamente predadores, pueden comer de todo y se reproducen durante cualquier estación y especialmente rápido. Además de que pueden anidar en cualquier cavidad”. 

 

 

Daños y perjuicios al mobiliario urbano

 

Los perjuicios no apuntan sólo a la salud, sino que, y si bien es ésta la máxima prioridad, no hay que dejar de tener en cuenta los importantes daños que su presencia causa tanto al mobiliario urbano como al patrimonio arquitectónico de las ciudades. 

 

Sus heces pueden llegar a los 15 kg. al año solo en una ciudad como Madrid, son altamente corrosivas y muchas contienen además semillas que germinan en las fachadas de los edificios protegidos, afeándolos y dañándolos. Ensucian calles y edificios, taponan desagues con los importantes perjuicios que ello conlleva y dañan la propiedad tanto pública como privada. 

 

En la bella ciudad de Venecia, donde este problema es, desde hace ya no pocos años, un verdadero quebradero de cabeza para sus gestores, ya que la población de estas aves llega a duplicar a la de sus ciudadanos, existe una ordenanza al respecto que, desde el año 1997, prohíbe alimentar a las aplomas en toda la ciudad -a excepción de la turística plaza de San Marcos-.  

 

 

Jornada sobre la adecuada gestión de aves en núcleos urbanos, de la FEMP

 

La preocupación por las nefastas consecuencias que las plagas de palomas y otras aves pueden ocasionar sobre la salud de los ciudadanos es compartida entre el sector de la gestión de plagas y la Administración Pública, quienes se encuentran en constante comunicación a fin de encontrar en cada momento la mejor solución a este problema, además de monitorizar de cerca la situación en cada momento.

 

Buen ejemplo de ello es la Jornada sobre gestión de aves en núcleos urbanos “Hacia la cohabitación sostenible de las aves en las ciudades”, que la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) ha llevado a cabo en su sede (C/ Nuncio, 8 de Madrid) esta semana en colaboración con ANECPLA. Un encuentro donde diversos expertos del sector y varios representantes tanto de corporaciones locales como del propio Ministerio para la Transición Ecológica debatirán acerca de los retos que presenta esta realidad y las distintas maneras que existen de abordarla.

 

 

Vectores de decenas de enfermedades

 

Las palomas pueden transmitir múltiples enfermedades infecciosas, algunas de ellas incluso de consecuencias fatales tal y como la realidad está viniendo a demostrar. El mayor riesgo está en el contacto directo con sus excrementos y con la inhalación de los mismos en forma de polvo microscópico. Las personas más expuestas a sus nefastas consecuencias son los niños y todas aquellas personas que tengan alguna enfermedad respiratoria o el sistema inmune debilitado.

 

Entre las enfermedades más importantes que estas aves tienen la capacidad de transmitir se encuentran la salmonelosis, la alveolitis alérgica, la clamidiosis, la criptococosis y la histoplasmosis. Además, no hay que olvidar tampoco que las palomas suelen ser portadoras de ectoparásitos como piojos y garrapatas.


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