Medio Ambiente

La malla arbórea ofrece una enorme capacidad protectora, algo que ha quedado patente a lo largo de un gran número de estudios relativos al beneficio medioambiental que supone el arbolado en las ciudades. Este enorme valor ecológico exige una gestión de la malla arbórea como un ecosistema vivo y necesario para las urbes.

LOGRAR UN EQUILIBRIO ENTRE LA CANTIDAD Y LA CALIDAD DE LA MALLA ARBÓREA

Para cualquier ciudad que mire hacia un futuro sostenible y ecoeficiente, es necesario contar con un alto número de árboles por habitante, aunque no es sólo quedarse con el número, también es muy importante que el arbolado cuente con una gestión eficiente y respetuosa.

Los valiosos beneficios que nos proporciona la malla arbórea aumentan exponencialmente cuanta mayor densidad foliar presenten, es decir, a mayor número de hojas, mayor será la capacidad fotosintética, esto, ofrece una oportunidad para lograr una mayor captación de gases nocivos para la humanidad.

Por otro lado, una gestión poco cuidadosa con las copas del arbolado sólo puede llevar a consecuencias negativas, en la que disminuyen los beneficios medioambientales.

UNA FILOSOFÍA DE TRABAJO CUIDADOSA CON EL ARBOLADO

A lo largo del proceso de gestión de la malla arbórea, es prioritario partir desde unas bases de cuidado por el arbolado, en el que los recursos destinados a gestionar el arbolado de las ciudades tengan una obligación primaria a la conservación y cuidado del patrimonio arbóreo.

Una administración respetuosa con la malla arbórea también debe demostrar una responsabilidad técnica y profesional sobre los elementos botánicos, algo que no sólo tiene que ver con un resultado estético o paisajístico, ya que el arbolado de una ciudad también puede conllevar repercusiones sobre la seguridad ciudadana.

Esto conlleva un trabajo de potenciación de los valores estéticos en los espacios verdes con el fin de asegurar un uso y disfrute adecuado. De manera que logremos una infraestructura verde que se ponga al servicio del ciudadano, y sobre todo, conseguir que estos espacios sean seguros y saludables, tanto para los habitantes, como para el medioambiente.