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Grupo Álava Ingenieros crea el lugar más silencioso de España


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El ruido que generan el tráfico, la industria y las actividades recreativas es un problema que preocupa cada vez más a los países de la Unión Europea (UE). La Organización Mundial de la Salud (OMS), con datos de la UE, asegura que alrededor del 40% de la población en estos países está expuesta al ruido del tráfico por carretera en niveles superiores a 55 dB; el 20% se expone a niveles superiores a 65 dB durante el día y más del 30% se expone a niveles superiores a 55 dB por la noche. Y, para hacernos una idea, recomienda que, para que el sueño sea reparador, el ruido continuo de fondo debe mantenerse por debajo de los 30 dB y los ruidos aislados no han de superar los 40 dB fuera de los dormitorios. Incluso advierte que, para permitir buenas condiciones de enseñanza y aprendizaje, el ruido no debe superar los 35 dB en las aulas. 

 

¿Y dónde se realizan la mediciones que garantizan la fiabilidad de los sonómetros y dosímetros, los dispositivos que miden los decibelios y la contaminación acústica? En el lugar más silencioso de España: la cámara anecoica instalada por el Grupo Álava Ingenieros en el subsuelo del Laboratorio de Acústica del Centro Español de Metrología en Tres Cantos (Madrid).

 

 

“En el interior de esta cámara, toda onda sonora que se produce es absorbida por las paredes, de forma que no hay reflexiones, no hay ecos. Este efecto se consigue gracias a que las paredes interiores están recubiertas de unas cuñas fabricadas en un material absorbente especial cuya forma ha sido especialmente diseñada para absorber las reflexiones del sonido. Esta cámara, que tiene un volumen interno de unos 35 metros cúbicos, también funciona como una jaula de Faraday, evitando que cualquier campo electromagnético externo penetre en su interior”, explica Nieves Medina, Jefa de Área de Masa y Magnitudes Derivadas del Centro Español de Metrología.

 

“El sonido es causado por variaciones de la presión en el tiempo transmitidas en un medio material en forma de ondas. En general –continúa Nieves Medina- una persona tiene capacidad para oír entre 20 Hz y 20 kHz, y esta cámara funciona de forma óptima en la mayor parte de este rango, desde 160 Hz a 20 kHz. En el laboratorio del Centro Español de Metrología disponemos también de un tubo de onda plana de unos 9 metros de longitud que proporciona condiciones de anecoicidad de forma óptima hasta los 20 Hz gracias a que dispone de una cuña absorbente especialmente diseñada al efecto”. 

 

“Estas instalaciones son un lugar idóneo para realizar mediciones acústicas a partir de ondas sonoras plenamente conocidas, ya que en el interior de estas instalaciones no hay ondas reflejadas ni interferencias no deseadas que puedan perturbar dichas ondas. Cualquier sonido que se produzca en esta instalación, por pequeño que sea, va a ser absorbido gracias a sus dimesiones y la forma, dimensiones y material de las cuñas con la que está recubierta. Por eso, son perfectas para realizar las mediciones necesarias que garantizan un funcionamiento adecuado de los sonómetros y calibradores con los que la administración pública mide la contaminación acústica de las ciudades, y las actividades en los locales de ocio y, también, los dosímetros de ruido con los que se protege a los trabajadores del ruido laboral”, explica José María Ruiz, miembro del Consejo Rector de la Sociedad Española de Acústica y responsable del área de Desarrollo de Negocio del Grupo Álava Ingenieros, quien especifica “que el ruido es el sonido no deseado creado por la actividad industrial, y hace mención a los efectos positivos que tiene la música y los sonidos de la naturaleza en los seres vivos”.

 

¿Qué sucede si se superan los índices legalmente establecidos? Según la OMS, la exposición a largo plazo a estos niveles puede elevar la presión arterial; provocar ataques cardíacos; alteraciones en el oído (casos de vértigo, pérdida de equilibrio, etc.), fisiológicas (del aparato circulatorio, digestivo, respiratorio y endocrino) y alteraciones psicopatológicas (del sueño, de memoria, etc.); puede provocar estrés… Además, el exceso de decibelios incide en el rendimiento laboral y dificulta las tareas escolares de los más pequeños.

 

La OMS estima que por culpa del ruido cada año los europeos pierden 1,6 millones de años de vida saludable, un cálculo que se realiza combinando los años potenciales de vida perdidos por muertes prematuras y los años equivalentes de vida saludable no disfrutados por tener un estado de salud deteriorado.

 

Es más, la preocupación por el aumento de la exposición a sonidos fuertes en lugares de ocio como clubes nocturnos, discotecas, pubs, bares, cines, conciertos, eventos deportivos e incluso gimnasios es cada vez mayor. Con la popularización de la tecnología, algunos dispositivos, como los reproductores de música, suelen escucharse a volúmenes perjudiciales y durante largos periodos de tiempo. Todo ello supone con frecuencia un grave riesgo de pérdida auditiva irreversible.

 

La OMS calcula que 1.100 millones de jóvenes de todo el mundo podrían estar en riesgo de sufrir pérdida de audición debido a prácticas auditivas perjudiciales. Más de 43 millones de personas de entre 12 y 35 años padecen una pérdida auditiva discapacitante debida a diferentes causas. De los adolescentes y jóvenes de entre 12 y 35 años de países de ingresos medianos y altos, casi el 50% están expuestos a niveles de ruido perjudiciales a consecuencia del uso de dispositivos de audio personales como reproductores de MP3 y teléfonos inteligentes. Y alrededor del 40% están expuestos a niveles de ruido potencialmente nocivos en clubes, discotecas y bares.

 

En nuestro país, un 20 % de la población, más de 9 millones de personas, conviven con niveles de ruido que sobrepasan los niveles considerados adecuados para la salud humana, según datos del estudio Ruido y Salud, elaborado en 2012 por el Observatorio Salud y Medio Ambiente DKV Seguros-GAES con la colaboración de la Fundación Ecología y Desarrollo (ECODES). De este informe se extrae que casi 20 millones de españoles podrían estar sometidos a índices menores de ruido, pero que también pueden causar molestias en nuestra salud al estar expuestos durante largos períodos de tiempo.

 

Según del estudio Ruido y Salud, en zonas ruidosas por cada decibelio que supera el umbral de los 65 dB, aumentan los ingresos hospitalarios un 5,3 %, especialmente por causas cardiovasculares. Y es que a partir de estos niveles de ruidos nuestro organismo responde activando las respuestas hormonales nerviosas y provocando un aumento de la tensión arterial, la frecuencia cardíaca, la vasoconstricción y la sangre se vuelve más espesa. También provoca cambios en el sistema endocrino y nervioso que afectan al sistema circulatorio y constituyen factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares. Además, por cada 10 dB que se incrementa el nivel de ruido por encima de los límites recomendados las posibilidades de sufrir un ictus crecen un 14 % en mayores de 65 años.

 

El Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, que este año se celebra el 27 de abril, se desarrolla en todo el mundo, desde hace más de 20 años, con el objetivo de promover el cuidado del ambiente acústico, la conservación de la audición y la concienciación sobre las molestias y daños que generan los ruidos. Las actividades que se celebran en España están organizadas por la Sociedad Española de Acústica con la colaboración de diferentes organismos públicos y entidades privadas.


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