La capital sueca presenta dos planes estratégicos interrelacionados para consolidarse como referente global en sostenibilidad urbana y neutralidad climática
Estocolmo ha oficializado su compromiso con la acción climática a través de dos documentos clave: el Programa de Medio Ambiente 2030, publicado en septiembre de 2024, y el Plan de Acción Climática 2030, adoptado en diciembre del mismo año. Ambas estrategias, complementarias e interdependientes, estructuran el esfuerzo institucional para convertir a la ciudad en un entorno libre de combustibles fósiles, resiliente al clima y ambientalmente racional para 2040.
Mientras que el Programa de Medio Ambiente 2030 establece los principios para una Estocolmo más saludable y sostenible —incluyendo la calidad del aire, la preservación de los espacios verdes, la biodiversidad, el consumo responsable y la mitigación del cambio climático—, el Plan de Acción Climática 2030 concreta la implementación a través de 150 medidas específicas enfocadas en la reducción acelerada de emisiones y una transición justa para toda la ciudadanía.
Estas iniciativas consolidan el legado ambiental de Estocolmo, que ya fue reconocida como la primera Capital Verde Europea en 2010.
Desde 1990, la ciudad ha logrado una reducción del 70% en las emisiones per cápita de gases de efecto invernadero, gracias a una estrecha colaboración entre autoridades locales, empresas y comunidad científica. El objetivo actual es consolidar estos avances en la etapa más exigente de la descarbonización total.
“Es imperativo que actuemos con decisión para reducir las emisiones y proteger nuestra ciudad de las graves consecuencias del cambio climático. Esta transición no solo consiste en salvaguardar nuestro futuro, sino también en fortalecer la resiliencia, crear un entorno empresarial más competitivo y promover una mayor igualdad”, ha subrayado el alcalde en funciones, Anders Österberg.
Los dos planes se estructuran en torno a cinco grandes áreas de transición, que orientan de manera integral las políticas y actuaciones municipales:
Una transición justa e inclusiva
Asegurar la equidad en el proceso ecológico, priorizando a los colectivos más vulnerables y garantizando acceso equitativo a oportunidades sostenibles.
Energía libre de fósiles y positiva para el clima
Sustituir progresivamente los combustibles fósiles por soluciones renovables locales, tecnologías de eficiencia energética y sistemas de captura de carbono.
Transporte sostenible y libre de emisiones
Fomentar el uso de medios como la bicicleta, el transporte público eléctrico y la caminata urbana, reduciendo la dependencia del automóvil privado.
Desarrollo urbano circular y sostenible
Integrar principios de economía circular en urbanismo, construcción e infraestructuras, con prioridad en la infraestructura verde y la preservación de la biodiversidad.
Reducción del impacto climático del consumo
Promover decisiones sostenibles en bienes y servicios, sobre todo en la gestión municipal, para abordar las emisiones indirectas.
Para garantizar la eficacia del plan, Estocolmo ha introducido un presupuesto de emisiones de carbono, que limita el total permitido entre 2024 y 2040 a nueve millones de toneladas de CO₂ equivalente. Este sistema funcionará como una “brújula climática”, orientando las decisiones estratégicas y facilitando el seguimiento de resultados.
Los principales hitos marcados por la ciudad para 2030 incluyen:
Reducir en un 80% las emisiones derivadas del consumo energético y el transporte
Disminuir a la mitad las emisiones asociadas al consumo general
Alcanzar un sistema urbano completamente libre de combustibles fósiles para 2040
Estos objetivos se articulan bajo la premisa de que las ciudades tienen la capacidad y la responsabilidad de liderar la transición climática, asegurando al mismo tiempo la protección de la biodiversidad, la restauración de ecosistemas naturales y la mejora de la calidad de vida.
Con estos planes, Estocolmo consolida un modelo avanzado de gobernanza ambiental integrada, que abarca sectores clave como el aire, el agua, la movilidad, el uso del suelo y la energía. Su enfoque constituye una referencia para otras ciudades que buscan avanzar hacia una sostenibilidad real, medible y socialmente justa.
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