Entrevista a Emilio Herrera, vicepresidente de la Comisión de Smart Cities de AMETIC
En un momento de transformación urbana acelerada, la digitalización se ha consolidado como una herramienta clave para construir ciudades más sostenibles, inclusivas y resilientes. Desde AMETIC, la patronal de la industria digital en España, impulsan una visión estratégica donde la tecnología no es un fin en sí mismo, sino un medio para mejorar la calidad de vida, optimizar la gestión de los servicios públicos y reforzar la cohesión territorial.
Emilio Herrera, vicepresidente de la Comisión de Smart Cities de AMETIC, comparte en esta entrevista su visión sobre el estado del modelo de ciudad inteligente en España y el papel de la industria en el desarrollo de soluciones digitales para áreas clave como la energía, el agua o la calidad del aire, de cara a consolidar un nuevo paradigma urbano más eficiente e innovador.
Este papel es clave y desde AMETIC, como voz de la industria digital, lo impulsamos desde hace años. La digitalización es esencial en dos ejes; uno para captar datos que nos permita medir la evolución y el comportamiento, lo que no se mide no se puede gestionar de manera eficiente; por otro, permitirá realizar planificaciones basadas en modelos predictivos, en aras a garantizar una respuesta más rápida y eficiente ante los retos reales a los que se enfrentan diariamente ciudades y territorios. También, por último, la digitalización debe de ser capaz de generar una relación mucho más empática y sostenible desde la ciudad hacia sus ciudadanos.
"El desarrollo tecnológico en las ciudades debe apoyarse en marcos normativos y estratégicos que alineen la transformación digital con los modelos urbanos de futuro"
Nos gustaría indicar previamente que, el modelo español es referente a nivel mundial, tanto por las políticas públicas generadas para impulsarlo, como por el liderazgo de la industria en su desarrollo. Esto ha permitido un crecimiento amplio y profundo del modelo, aunque seguimos afrontando retos y desafíos en su crecimiento. Por citar algunas iniciativas del pasado reciente que han contribuido a su implantación, destacamos el Plan Nacional de Territorios Inteligentes a nivel incentivo, así como el impulso de estandarización y normalización llevado a cabo en el seno del Comité Técnico de Normalización 178.
Este impulso normalizador continúa a día de hoy. A nivel de iniciativas del presente, debemos mencionar algunas claves como la convocatoria PID de SEGITTUR, la convocatoria nacional de Espacios de Datos, el proyecto EDINT de la FEMP y el PERTE del Agua. Otro de los incentivos clave para continuar con el desarrollo del modelo es la futura convocatoria EDIL del Ministerio de Economía y Hacienda.
Para AMETIC y para su Comisión de Smart Cities, como bien indica, estas tres materias —la energía, el ciclo del agua y la calidad del aire— son absolutamente prioritarias. Tanto es así que hemos constituido grupos de trabajo específicos dentro de nuestra Comisión para cada una de ellas. El papel de las tecnologías y las soluciones digitales es, para nosotros, clave. Creemos firmemente que la gestión energética, la gestión del agua y la mejora de la calidad del aire deben abordarse desde un modelo basado en los datos. La digitalización representa una aportación transformadora que permite pasar de modelos fragmentados a una gestión integrada y territorializada. En relación con la capacidad que ofrece la tecnología actual, estos servicios clave –como el agua y la energía– se benefician enormemente de la posibilidad de medir y anticipar acciones o respuestas ante desviaciones en tiempo real.
Lo que la tecnología está permitiendo es agregar y centralizar información que hasta ahora estaba fragmentada en distintos “hilos” o sistemas aislados. Esto rompe con la dispersión de datos que dificultaba generar inteligencia y tomar decisiones estratégicas para planificar y gestionar servicios tan vitales como el suministro de agua y energía en ciudades y territorios.
Además, toda esta información integrada posibilita, como mencionábamos antes, la generación de modelos predictivos basados en IA que facilitan una planificación mucho más eficiente, ordenada y sostenible, anticipándose a problemas y optimizando recursos.
Por ejemplo, en el caso del ciclo del agua, gracias a la digitalización podemos no solo optimizar su gestión, sino también hacerla visible y coherente con el resto de acciones que tienen lugar en el territorio. No se trata de una gestión desagregada ni aislada, sino de entender el ciclo integral del agua como parte de un sistema complejo que interactúa con otros vectores urbanos. Las plataformas digitales están ayudando precisamente a conseguir esa visión sistémica.
Otro ejemplo claro es su ayuda para orquestar un modelo energético que cambia de paradigma, gracias a la introducción cada vez más intensa de conceptos como el autoconsumo, la compartición de energía excedente, las comunidades energéticas locales...
Y, por último, citar el esfuerzo de nuestra industria en el desarrollo e implantación de soluciones tecnológicas que contribuyen a la monitorización y gestión de la calidad del aire en las ciudades, ejemplo de ello la implantación del concepto de ZBE (Zonas de Bajas Emisiones).
Uno de nuestros principales compromisos es acercar a la ciudadanía, a los gestores públicos y al conjunto del ecosistema urbano los valores que subyacen al proceso de digitalización, más allá de sus componentes técnicos.
Con ese propósito, desde nuestras comisiones —como la de Smart Cities/Smart Territories—, impulsamos espacios de encuentro, reflexión y divulgación en los que se analiza cómo la innovación puede mejorar la calidad de vida, la sostenibilidad de los servicios y la eficiencia en la gestión de las ciudades.
Una de las iniciativas que estamos llevando a cabo en este sentido es el del desarrollo y publicación de Whitepapers sobre determinadas tecnologías habilitadoras o emergentes, como es el caso de IA, Gemelos Digitales, Espacios de Datos, Tecnologías Inmersivas o Hiperautomatización. En ellos, nuestro objetivo es mostrar lo habilitador de la tecnología, los retos y desafíos que tendrán que enfrentar ciudades y ciudadanos en su adopción y, sobre todo, los casos de uso claro que estas tecnologías habilitarán para mejorar la gestión de nuestras ciudades, y la relación con sus ciudadanos. Se trata de documentos abiertos que irán evolucionando, y a los que hemos querido sumar al resto de actores de este proceso de innovación urbana y territorial.
Por ejemplo, el pasado mes de febrero presentamos en Granada el Whitepaper de IA, con un gran éxito de convocatoria y de difusión. Próximamente, el 10 de julio, presentaremos el de Gemelos Digitales en Málaga, al que queremos invitar a todos los lectores de este medio, y seguiremos a partir de septiembre en Santander. Desde AMETIC agradecemos a estas ciudades que se vinculan y prestan para dar difusión a este tipo de iniciativas.
En definitiva, queremos demostrar que la tecnología es útil, confiable, inclusiva y alineada con los retos reales de las personas. Desde AMETIC trabajamos cada día para que esa visión cale en todos los niveles: desde las políticas públicas hasta la ciudadanía.
Para impulsar la digitalización en ciudades y territorios, es esencial contar con políticas públicas que no solo aporten financiación, sino que estructuren, dinamicen y normalicen el ecosistema de datos en el ámbito urbano.
Estas políticas deben fomentar infraestructuras digitales abiertas e interoperables, impulsar estándares comunes y garantizar una gobernanza sólida del dato, favoreciendo un entorno que promueva la colaboración público-privada y la generación de nuevos servicios digitales.
Ahora bien, para que ese desarrollo tecnológico sea verdaderamente transformador, debe partir de un objetivo claro: estar al servicio de un modelo de ciudad y territorio innovador, sostenible e inclusivo, alineado con los principios de la Agenda Urbana Española.
En este sentido, será clave, a nivel de política pública, el impulso de iniciativas como EDIL, que busca acompañar a las ciudades en la elaboración de Planes de Actuación Integrados (PAI), orientados a consolidar estrategias urbanas sostenibles. La digitalización, por tanto, no es un fin en sí mismo, sino una herramienta clave para alcanzar esos objetivos estructurales de sostenibilidad, cohesión social, eficiencia y resiliencia urbana.
Además, otras iniciativas como EDINT, impulsada por la FEMP, están contribuyendo a habilitar espacios de datos compartidos entre administraciones y agentes urbanos, facilitando una innovación más rápida, segura y centrada en las necesidades reales del territorio.
En definitiva, el desarrollo tecnológico en las ciudades debe apoyarse en marcos normativos y estratégicos que alineen la transformación digital con los modelos urbanos de futuro, garantizando así un avance ordenado, escalable y con impacto real en la vida de las personas.
"El modelo español de ciudades inteligentes es referente a nivel mundial, tanto por las políticas públicas generadas para impulsarlo, como por el liderazgo de la industria en su desarrollo"
En la transformación digital de ciudades y territorios exige una cooperación transversal, y el modelo español es un referente precisamente por su sólida colaboración público-privada entre industria, administraciones y gobiernos locales. Ejemplo de ello el Comité Técnico de Normalización 178, donde todos los agentes involucrados, públicos y privados, acuerdan definir los estándares de aplicación en este ámbito.
En el plano de la gobernanza, destacan alianzas estratégicas como las de AMETIC con la FEMP, con quien recientemente hemos renovado y ampliado nuestro convenio de colaboración; con la RECI (Red Española de Ciudades Inteligentes), con la que estamos estrechando lazos operativos que nos permiten generar espacios de debate sobre los retos comunes entre ciudades e industria; y con entidades como SEGITTUR, Red.es o la Red INNPULSO de Ciudades por la Innovación, que han permitido coordinar esfuerzos, generar estándares y acelerar la digitalización urbana.
En un nivel más operativo, los modelos colaborativos más eficaces son aquellos basados en proyectos concretos, donde las empresas aportan financiación, innovación y capacidades de I+D, colaborando directamente con las ciudades. Este enfoque permite testar soluciones tecnológicas en entornos reales, ayudando a las administraciones a identificar con rapidez qué tecnologías, responder mejor a sus desafíos, y facilitar así una adopción más ágil, segura y eficiente.
Uno de los principales desafíos para una implantación generalizada y eficaz del modelo de Ciudad Inteligente es que estos procesos no deben abordarse desde una visión cortoplacista, sino como transformaciones estructurales de largo recorrido. Se trata de intervenciones profundas que requieren tiempo, recursos y una visión holística de ciudad.
Esta naturaleza a largo plazo genera un desfase entre el ritmo de implantación y la percepción del ciudadano, lo que puede derivar en insatisfacción o escepticismo si no se gestionan bien los tiempos, la comunicación y el cambio cultural. La ciudadanía, en muchos casos, no percibe de forma inmediata los beneficios de estas transformaciones, lo cual dificulta, en ocasiones, su apoyo.
El enfoque a casos de uso o experiencias que ayuden a resolver de manera concreta los retos que se plantean en ese proceso de conversión a ciudad inteligente ha demostrado ser un método muy efectivo, y queremos seguir profundizando en el mismo desde la industria.
Otro reto clave es lograr que las soluciones tecnológicas estén claramente orientadas a mejorar la experiencia y calidad de vida del ciudadano. La transformación digital debe traducirse en servicios tangibles, intuitivos y útiles. El rápido impacto de la IA generativa, o del propio ChatGPT, demuestran que cuando la tecnología aporta valor directo y visible, la adopción se acelera, y el ciudadano pasa de ser un espectador a un impulsor del cambio. Por tanto, uno de los grandes desafíos actuales es acercar los resultados de la transformación digital al ciudadano, haciéndolo partícipe y protagonista, no solo receptor, del nuevo paradigma urbano.
"La digitalización representa una aportación transformadora que permite pasar de modelos fragmentados a una gestión integrada y territorializada"
Desde AMETIC creemos que el verdadero valor de la digitalización urbana está en su capacidad para mejorar los servicios públicos, facilitar la participación ciudadana, reducir desigualdades y promover un desarrollo más justo y sostenible. Tecnologías como la inteligencia artificial, el internet de las cosas o los espacios de datos no son un fin, sino herramientas para construir ciudades más humanas, habitables y resilientes.
En definitiva, avanzar hacia ciudades inteligentes es avanzar hacia una sociedad más innovadora, pero también más empática, equitativa y preparada para los desafíos del futuro. También es importante tener muy presente que este mismo concepto debe de ser aplicable al concepto del territorio, evitando generar desigualdades territoriales por el simple hecho de ser un ámbito rural en lugar de urbano.
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