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El CSIC alerta de la proliferación descontrolada de luz artificial en nuestro planeta

Ante este escenario, el informe insta a una intervención urgente, multidimensional y multisectorial, aportando recomendaciones de actuación y decisión para responsables políticos y autoridades locales

El CSIC alerta de la proliferación descontrolada de luz artificial en nuestro planeta
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El ICM-CSIC es coautor de esta nueva publicación de la colección "Ciencia para las Políticas Públicas", un proyecto estratégico impulsado desde la presidencia del organismo para contribuir a la definición de políticas basadas en la evidencia científica.

 

Las grandes festividades de diversas sociedades humanas influyen en los patrones de contaminación lumínica a escala global.

 

El Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC), en colaboración con Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) y el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), ha elaborado uno de los tres nuevos números de la colección "Ciencia para las Políticas Públicas" (Science for Policy). Este número, dedicado a la contaminación lumínica, expone el desafío que representa abordar el problema ambiental provocado por la proliferación descontrolada de luz artificial en nuestro planeta.

Con esta serie de informes, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) busca servir de puente entre los centros de investigación y los responsables políticos para contribuir a la definición de políticas públicas basadas en la evidencia científica. “Este programa pretende convertirse en un mecanismo para que los responsables públicos de todos los niveles de la Administración tomen decisiones más eficaces y ajustadas al conocimiento científico”, subrayó la presidenta del CSIC, Eloísa del Pino, en la presentación de estos nuevos informes, que tuvo lugar el pasado lunes en la sede central del CSIC.

El informe "Contaminación Lumínica: los peligros de un mundo cada vez más iluminado", centrado en una de las amenazas medioambientales más acuciantes de este siglo, pone de manifiesto el impacto que la contaminación lumínica tiene sobre salud, ecosistemas, patrimonio cultural y nuestro conocimiento del cosmos, entre otros muchos aspectos. 

“La contaminación lumínica es un riesgo inminente y global al que debemos dar respuesta del mismo modo que afrontamos otras amenazas como la gestión de residuos, la sequía o la protección de los océanos”, explicó Alicia Pelegrina, miembro de la Oficina Técnica de Calidad del Cielo del IAA-CSIC y coautora del informe, quien se encargó de presentarlo ante responsables políticos, profesionales de la comunicación y miembros de la comunidad científica.

La contaminación lumínica se define como la alteración de la oscuridad natural de la noche provocada por la luz artificial. Se trata de un fenómeno en crecimiento. Cada año, la superficie mundial iluminada y la intensidad del brillo artificial del cielo nocturno aumentan alrededor de un 2,2 %, y en los últimos 25 años, este incremento ha sido de un 50 %.

Ante este escenario, el informe insta a una intervención urgente, multidimensional y multisectorial, aportando recomendaciones de actuación y decisión para responsables políticos y autoridades locales, así como para el sector privado, la comunidad científica y la sociedad en general.

 

Un enfoque multidisciplinar

Para elaborar el informe, un equipo científico interdisciplinario, compuesto por expertos en medio ambiente, ecosistemas biológicos e investigación astrofísica, ha recopilado y sintetizado el conocimiento actual sobre la contaminación lumínica. Se han enfocado especialmente en los ámbitos donde el CSIC lidera proyectos de investigación para evaluar los efectos de este problema medioambiental.

En concreto, el informe pone de relevancia el liderazgo del CSIC en la monitorización del brillo del cielo generado por luces artificiales y su impacto significativo, especialmente en las observaciones astronómicas. Según José Manuel Vilchez, investigador del IAA-CSIC y coautor del informe, “la Oficina Técnica de Calidad del Cielo del IAA-CSIC está a la vanguardia en la evaluación de la contaminación lumínica en nuestras ciudades mediante el uso de imágenes obtenidas desde la Estación Espacial Internacional”.

 

El informe destaca aquellos estudios dirigidos a evaluar el efecto de este tipo de contaminación sobre los ecosistemas naturales y las especies que los habitan. 

 

“Es el caso, por ejemplo, de las pardelas, una especie de ave marina que se ve atraída por las luces artificiales de nuestras costas provocando una mortalidad masiva”, explica Airam Rodriguez, investigador del MNCN-CSIC y otro de los autores del informe.

“Como resultado de la contaminación lumínica, muchas especies han modificado sus patrones de actividad y ritmos diarios lo que puede convertirse en una auténtica trampa ecológica que afecte a nuestras políticas pesqueras, por ejemplo”, concluye Francisco José Ramirez, investigador del ICM-CSIC y coautor del informe. 

Por último, el informe resalta el potencial de la investigación realizada en el CSIC para abordar los efectos de la contaminación lumínica sobre la salud humana, especialmente como posible factor de riesgo en algunos tipos de cáncer y enfermedades metabólicas.

 

Una amenaza silenciosa y social

Asimismo, el informe alerta sobre un aspecto crucial de esta amenaza medioambiental: la percepción social de la luz artificial. Culturalmente, la luz artificial se asocia con bienestar, belleza, sociedades avanzadas, estatus y seguridad. Esta percepción lleva a que la iluminación excesiva en pueblos y ciudades no se perciba como una amenaza, sino como un indicador claro de bienestar y progreso.

Prueba de la importancia del factor social asociado a esta problemática es el estudio realizado por el CSIC en 2023, que reveló cómo las grandes festividades de diversas sociedades humanas influyen en los patrones de contaminación lumínica a escala global. Este fenómeno se observa especialmente en festividades religiosas que conllevan un uso excesivo de luces artificiales durante la noche.

El informe advierte que las regulaciones actuales son insuficientes, dado que no existen límites máximos legalmente establecidos para la contaminación lumínica. Además, señala que la regulación efectiva carece de coordinación a nivel local, regional e internacional, y no está fundamentada en evidencia científica suficiente.

 

La solución, en nuestras manos

El informe se concibe como una herramienta para la toma de decisiones fundamentada en la evidencia científica, y por ello presenta una serie de recomendaciones finales claras y concisas dirigidas tanto a las administraciones públicas como al sector privado.

Entre otras recomendaciones, se incluyen medidas como incrementar los esfuerzos legislativos para regular la luz artificial como agente contaminante; establecer una hoja de ruta que coordine los esfuerzos de todas las administraciones; y definir zonas protegidas considerando la amplia dispersión de la luz como agente contaminante.

A estas medidas generales se añaden recomendaciones más específicas, como la implementación de técnicas de "iluminación inteligente" (smart-lighting) para ajustar la intensidad y los horarios de funcionamiento de las luces según las necesidades específicas de cada emplazamiento; evitar ángulos de emisión superiores a 70º y dar prioridad a la luz cálida, como la generada por lámparas de sodio o LEDs de tipo ámbar, entre otras acciones recomendadas. De cara al sector privado, se recomienda explorar estrategias de marketing que no dependan exclusivamente de la luz artificial; eliminar del mercado los LEDs blancos altamente contaminantes; y colaborar con el sector público para crear un distintivo de iluminación sostenible. 


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