Medio Ambiente

En el marco de la Agenda 2030, la economía circular se plantea como una de las principales soluciones para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo.

Las ciudades, gobiernos locales y todos los entes responsables de la gestión de los residuos están buscando la forma de poner en marcha acciones para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pactados en ese acuerdo.

Iniciativas de empresas como las de DORLET waste, desempeñan un papel fundamental para hacer frente al cambio climático.

Adaptar la tecnología a favor del medio ambiente

Una solución sólida para darle forma al reto de una economía circular es invertir en contenedores inteligentes que, mediante un sistema de control de accesos instalado en la tapa del contenedor, permite monitorizar su uso y poder modelar así el comportamiento de la ciudadanía.

En una primera fase, estos datos se utilizan para comprobar la clasificación de residuos en una ciudad, habilitando las acciones de concienciación correspondientes. Si fuera necesario, se activaría una segunda fase de pago por generación (PAYT), con el fin de avanzar en los objetivos marcados desde Europa.

Estas opciones de gestión de residuos se han vuelto cada vez más populares en los últimos años y diversas empresas han desarrollado sus propias soluciones para controlar el acceso a los contenedores.

El hecho de facilitar el reciclaje, la reducción de la huella de carbono optimizando el transporte y la eliminación selectiva de residuos mediante la tecnología, está abriendo nuevas vías para contribuir a la economía circular y al cumplimiento de la nueva Ley de Recursos Orgánicos (julio 2022).

Avances mediante soluciones escalables

La compañía DORLET waste ha desarrollado una solución escalable llamada ‘Maddi’ para ayudar a conseguir los objetivos de la Agenda 2030 de una manera gradual, a través del Departamento de Medio Ambiente de los ayuntamientos, que se apoyan en el área de concienciación ciudadana mediante la instalación de contenedores inteligentes.

El primer paso consiste en la instalación de dos tipos de cerraduras que se instalan en los contenedores, cuya elección depende del tipo de inversión o las necesidades de cada ayuntamiento o mancomunidad, así como un sistema electromecánico que reconozca quién ha utilizado la tarjeta ciudadana, sin la necesidad de un software conectado a la nube.

Una opción sería optar por una electrónica más sencilla, que guarda los datos internamente durante un mes, y cuando pasa el técnico del camión de la basura, los recoge mediante una Tablet.

Otra opción más completa es la instalación de una electrónica que incluya una tarjeta SIM y que envíe los datos directamente a la nube. El contenedor puede abrirse mediante la tarjeta ciudadana (RFID) y/o una app móvil y que muestra qué persona está echando la basura en qué día, permitiendo establecer una planificación estratégica a largo plazo para el mejor aprovechamiento de los recursos. Estos datos los gestiona la plataforma software Maddi CITY, que monitoriza los datos y los exporta en diferentes dashboards y mapas de calor, según necesidades.

Además de las cerraduras y el software, ‘Maddi’ incluye la opción de instalar máquinas expendedoras de bolsas compostables para repartir de manera gratuita entre la ciudadanía e incentivar el reciclaje de orgánica.

Objetivos a conseguir en 2030

DORLET waste lleva más de 10 años trabajando en el sector de la gestión de residuos, acompañando a ayuntamientos en proyectos de optimización de costes, promoviendo el reciclaje de los residuos y consiguiendo mejoras en el medio ambiente.

Ejemplos como el de la Mancomunidad de Sasieta o Huesca demuestran de que este tipo de soluciones funcionan.

El 90% de las mancomunidades del País Vasco, entre las que se encuentra Sasieta, está cumpliendo con los objetivos definidos, ya que, en la mayoría de los casos, se está alcanzado el 80% de los residuos reciclados.

En el caso de Huesca, cuyo proyecto no acaba sino de empezar, DORLET waste le está acompañando a ir implementando la solución ‘Maddi’ en todas las localidades de la provincia. Desde que se inició la campaña del contenedor marrón en junio de 2022, se han recogido más de 90 toneladas de residuo orgánico.

A este ritmo, no es descabellado poder cumplir con los objetivos en las comunidades autónomas que apuesten por este sistema de gestión de residuos urbanos, que tal y como está quedando demostrado, son sencillos de implementar a la vez que eficaces.