Entrevista a Entrevista Irma Ventayol, Directora de la Oficina de Cambio Climático del Ayuntamiento de Barcelona
Irma Ventayol, Directora de la Oficina de Cambio Climático del Ayuntamiento de Barcelona, nos ofrece en esta entrevista una visión detallada sobre los esfuerzos de la ciudad en su transición hacia la sostenibilidad. Con una perspectiva especializada en medio ambiente, la Oficina de Cambio Climático da apoyo y asiste a los equipos municipales para abordar los desafíos y avances de la ciudad en áreas clave como la movilidad sostenible, la gestión de residuos, la adaptación al cambio climático y el impulso de la naturaleza urbana. Consciente de los retos actuales y con una mirada al futuro, destaca la importancia de una gobernanza sólida, la participación activa de la ciudadanía y la innovación como pilares esenciales para asegurar un futuro más resiliente para la ciudad.
Barcelona es una ciudad mucho más sostenible que hace 10 años. Ha mejorado su calidad del aire, entre otras cosas, debido a la implantación de la zona de bajas emisiones; por primera vez se ha superado el 40% de la recogida selectiva y se consumen menos de 100 litros/hab/día de agua potable a nivel doméstico. Día a día se va incrementando la superficie verde en trama urbana. Todo esto es debido a la gran planificación estratégica e inversión pública que se ha realizado en los últimos años y al esfuerzo de todos: la voluntad política, la motivación de los trabajadores municipales y la implicación de la ciudadanía. Algunas encuestas señalan por ejemplo que casi el 70% de los españoles se declaran “muy o bastante” preocupados con el cambio climático y un 67.5% aseguran haber cambiado sus hábitos para luchar contra el cambio climático.
Desde la Oficina de Cambio Climático y Sostenibilidad, lideramos e impulsamos la estrategia climática de la ciudad, trabajando para fomentar la corresponsabilidad entre los diversos actores clave que participan en la transformación hacia un modelo más sostenible. Nuestra misión es contribuir a que Barcelona sea una ciudad neutra en carbono, anticipándose a los riesgos climáticos para asegurar la funcionalidad de la ciudad y reduciendo la vulnerabilidad de las personas para proteger su salud y bienestar. Todo ello, contando con el apoyo de los actores clave de la ciudad para realizar las transformaciones necesarias.
“Todas las actuaciones que contempla el Plan Clima se realizan desde la óptica de la justicia climática, el equilibrio territorial y la implicación ciudadana”
En Barcelona tenemos una gran tradición de planificación estratégica y el Pla Clima es esto: concreción, calendario e inversión. Se van a invertir hasta 1.800 millones de euros de aquí a 2030. Esta medida de gobierno nos permite marcar prioridades y aumentar la ambición.
Por ejemplo, en temas de mitigación o reducción de las emisiones de gases con efecto invernadero, hace especial hincapié en el Plan de Movilidad Urbana, concretamente sobre medidas de movilidad activa y sostenible (a pie, en bicicleta y transporte público), en la electrificación de la movilidad y en la distribución urbana de mercancías. A nivel de mitigación, también prioriza acciones relativas al aumento de la generación de energía renovable y local o en la rehabilitación energética de los edificios. En referencia a la adaptación, es decir, a cómo preparamos la ciudad a los impactos derivados del cambio climático que ya estamos sufriendo, destacaría, por un lado, todos los temas relacionados con aumentar la resiliencia de la ciudad a la sequía, por ejemplo, desarrollando una nueva ordenanza sobre la utilización de las aguas grises; y por otro, con el desarrollo de todo un conjunto de medidas para hacer frente al calor. Desde consolidar la red de refugios climáticos a mejorar el confort térmico de residencias o escuelas pasando por realizar intervenciones en el espacio público para refrescarlo con más árboles, pavimentos reflectantes o drenantes, sombras, etc.
Es importante destacar que todas estas actuaciones se realizan desde la óptica de la justicia climática, el equilibrio territorial y la implicación ciudadana.
Para la coordinación y el impulso del Plan se ha creado una Comisión ejecutiva de seguimiento que se reúne quincenalmente, integrado por los distintos actores municipales. Aparte, para cada uno de los ámbitos de actuación, se ha diseñado un sistema de gobernanza. También se dispone de una serie de indicadores para comprobar que el Plan se va ejecutando como está previsto.
Efectivamente, la tecnología y la innovación son clave. En sectores como la movilidad o la generación energética o en tecnologías de la información se está avanzando mucho. Pero también tenemos que considerar aspectos algo menos conocidos, como son la innovación social, mediante asambleas ciudadanas y mejoras en la gobernanza, o la contratación, que también puede tener mucho impacto.
También querría señalar que debemos tener cuidado y no confiar en que la tecnología pueda resolverlo todo, ya que no existe una solución mágica a nuestros problemas que nos permita continuar viviendo como lo hemos hecho hasta ahora. Puede ser de ayuda, pero es fundamental que cambiemos nuestra forma de vivir, de consumir, de desplazarnos y de alimentarnos. De lo contrario, no lograremos la reducción de emisiones necesaria para cumplir con los objetivos establecidos en París.
"No debemos confiar en que la tecnología pueda resolverlo todo. No existe una solución mágica a nuestros problemas que nos permita continuar viviendo como lo hemos hecho hasta ahora"
Está claro que las soluciones basadas en la naturaleza son esenciales, porque aportan más de un beneficio simultáneamente: refrescan el ambiente, retienen agua, mejoran la salud física y mental de las personas, mejoran la calidad del aire, fomentan la biodiversidad… Su impacto es amplio. Debemos potenciarlas enormemente, pero para ello se requiere agua, suelo orgánico y espacio. Barcelona es una ciudad compacta, densa y ya construida, donde precisamente el es - pacio es limitado. Es necesario ser creativos y aprovechar cada rincón disponible para incorporar el verde en todos los huecos posibles: en las calles; en las cubiertas de los edificios; en sola - res vacíos, aunque sea de forma temporal, en plazas duras, en el litoral… en cada rincón.
También debemos aprovechar hasta la última gota de agua, adaptando su uso según su calidad. En este sentido, se está trabajando en la expansión de la red de agua freática para fa - cilitar el riego de parques y jardines, se ha desarrollado una or - denanza para la reutilización de aguas grises y también se está avanzando en el uso de aguas regeneradas. Allí donde no llegan las soluciones naturales se realizan otros tipos de infraestruc - tura. Como por ejemplo, para evitar inundaciones causadas por eventos de lluvias extremas, se están construyendo depósitos de aguas pluviales.
Barcelona es pionera en toda España en la implantación de la recogida selectiva de residuos, especialmente de materia orgánica. Aún así, estamos lejos de cumplir los objetivos europeos de reciclaje, que establecen un 60% de recogida selectiva para 2030 y un 65% para 2035. En este caso, la corresponsabilidad ciudadana es clave, pero desde la Administración tenemos que marcar el camino. Por un lado, con normativa para que se pongan menos envases en el mercado, y por otro, con mejores sistemas de recogida selec tiva en trama urbana que permitan las bonificaciones a quien actúe de forma responsable.
“Barcelona es pionera en toda España en la implantación de la recogida selectiva de residuos, pero aún estamos lejos de cumplir los objetivos europeos de reciclaje”
Aunque más del 80% de los desplazamientos internos de la ciudad de Barcelona se realizan a pie, en bicicleta o en transporte público, todavía existe margen de mejora, ya que la movilidad en vehículo privado contribuye a la contaminación atmosférica, la emisión de gases de efecto invernadero, el ruido y, además, ocupa de manera significativa el espacio público, que es escaso y muy demandado en una ciudad compacta como Barcelona.
¿Cómo podemos avanzar más en la movilidad sostenible, segura y saludable? Aumentando la pacificación, la red ciclista y, muy especialmente, la apuesta por el transporte público. Se está haciendo un esfuerzo enorme para ampliar varias líneas de metro o la conexión de las dos redes del tranvía por la Diagonal, una conexión tranviaria cuya primera fase ya se ha estrenado. Ahora mismo se está trabajando en el proyecto de la segunda fase que terminará esta conexión.
Respecto al metro, la Generalitat está trabajando en las obras del tramo central de la L9, entre los dos extremos de la ciudad, Zona Universitaria y Sagrera, y el alargamiento de la L8 por el Eixample; es decir, por el centro de la ciudad, para conectar la Plaza Espanya con Gràcia. Resaltar también que desde el operador público TMB se está hacien - do un esfuerzo para renovar la flota y ya el 25% de los vehículos son de 0 emisiones.
En cuanto a la movilidad ciclista, actualmente contamos con una red de 268 km de carriles bici, y en los próximos años se añadirán 12 km adicionales. Además, se realizarán intervenciones en otros 13 carriles existentes para mejorar la calidad de la infraestructura, con el objetivo principal de trasladar los carriles que se encuentran en las aceras a la calzada. La estrategia del Ayuntamiento en este sentido es “recoser” la red, es decir, construir carriles que conecten los grandes ejes ciclables de la ciudad. A tener en cuenta que Barcelona tiene una gran red de vías 30 de plataforma única, donde la bici puede circular con seguridad por el centro del carril.
Estos últimos años están siendo muy complicados debido a la sequía que estamos sufriendo. Ahora mismo estamos especialmente centrados en recuperar la vegetación que hemos perdido y en ampliar la red de agua freática para los años venideros.
Es importante destacar que, además de aumentar la superficie verde en la ciudad, esta debe ser de alta calidad para maximizar sus beneficios, como el frescor, la reducción de la contaminación, el refugio para la biodiversidad y la disminución del estrés. Para ello, hace falta disponibilidad de agua, suelo orgánico y espacio; además de un mantenimiento que fomente su “naturalidad”, es decir, que el verde sea lo más parecido a un ecosistema.
“Además de aumentar la superficie verde en la ciudad, esta debe ser de alta calidad para maximizar sus beneficios. Para ello, hace falta disponibilidad de agua, suelo orgánico, espacio y mantenimiento”
Nos hemos comprometido a incrementar en 10 hectáreas la superficie verde anualmente hasta 2027. Además de los grandes proyectos en curso, como los parques de las Glorias, Can Batlló o Tretze Roses, se está llevando a cabo un Programa de Espacios de Proximidad e Interiores, con el objetivo de transformar todos los espacios desaprovechados en áreas verdes, favoreciendo así la salud de la ciudadanía.
Estamos trabajando con varias redes de ciudades para compartir experiencias y hacer pedagogía a nivel europeo e internacional de cuáles son los retos y las necesidades que tenemos en las ciudades para afrontar el cambio climático, por ejemplo C40, ICLEI, Eurocities, etc. Desde el Ayuntamiento también existe una tradición de cooperación internacional, definidos en el Plan Director de Cooperación por la Justicia Global.
Me gustaría destacar que las alianzas locales también son muy interesantes, es decir, aquellas relaciones de confianza que se crean con organizaciones locales, como escuelas, entidades, empresas o comercios. En Barcelona contamos con el programa Barcelona + Sostenible, que apoya a estas organizaciones en la adopción de comportamientos más sostenibles y fomenta el networking entre ellas.
El cambio climático es un tema muy complejo. Sus efectos ya los estamos viviendo, pero las acciones necesarias para com - batirlo son a largo plazo y trascienden los ciclos políticos. Hace falta, en este sentido, un consenso político que asegure esta visión a largo plazo.
Otro aspecto complejo del cambio climático es que involucra a múltiples actores interrelacionados, con necesidades e intereses diversos, lo que demanda una visión holística y transversal, así como una acción coordinada y efectiva. La clave es una buena gobernanza que permita entender los intereses y necesidades de todos y ayude a priorizar las acciones.
La educación y la corresponsabilización son otra palanca de cambio necesaria para entender que la transición climática, que efectivamente implica vivir de una forma distinta de como lo estamos haciendo, en realidad puede ser una oportunidad para vivir mejor. Es fundamental comprender que, aunque muchas de las medidas deben ser asumidas por las grandes corporaciones o la administración, que tienen una responsabilidad mayor, las acciones individuales y colectivas también son imprescindibles, incluso si solo se trata de votar.
No hace falta decir que también es necesario aportar más recursos económicos y dotar de buenos equipos técnicos y bien capacitados a la administración pública. El coste de no actuar es muchísimo más alto que el de actuar
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