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Covid-19: ¿cómo transformar las ciudades para que sean más habitables y sostenibles?

Un estudio ha analizado la oportunidad que puede suponer la nueva normalidad, consecuencia de la pandemia de covid-19, para hacer de las ciudades espacios más habitables y sostenibles

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The Conversation


29/10/2020

El Observatorio de la Movilidad Metropolitana-OMM analizó la movilidad cotidiana y destacó que el uso de coche o moto es predominante (entorno al 60 %) seguido de los desplazamientos andando o en bicicleta (entorno al 20 %) y finalmente el transporte público (en torno al 15 %).

En el caso de estudiantes universitarios, predomina el desplazamiento activo (caminar y bicicleta) y el transporte público.

Es importante que los gobernantes o gestores municipales identifiquen los factores que influyen en la elección del modo de desplazamiento de los distintos grupos de la población. Esto les permite mejorar las infraestructuras y programas que promuevan el uso de modos de transporte sostenible.

 

Factores que determinan la elección de medio de transporte

Las prácticas de movilidad son el resultado de condicionamientos culturales, sociales y económicos. Hasta la fecha se ha estudiado la elección modal desde diferentes perspectivas, como factores socioeconómicos individuales y de los hogares, factores actitudinales o factores del ambiente construido.

Antes esta gran variedad de elementos que se han demostrado como relevantes en la elección modal, es posible que un cambio social de gran magnitud pueda tener efectos en las personas a la hora de tomar decisiones.

La pandemia covid-19 ha producido un efecto devastador a nivel mundial, con efectos nunca antes observados en la vida de las personas y en la economía de los países.

Desde la Universidad de Extremadura se ha encuestado a más de 300 personas durante el periodo de confinamiento. Se ha observado que un alto porcentaje de los encuestados (73,8 %) usaba medios de transporte pasivo antes de la pandemia, siendo el coche el medio más utilizado. Al preguntar sobre los posibles cambios, la gran mayoría no piensa en cambiar, pero existe un 10,1 % que piensa pasar del transporte pasivo al activo (bicicleta o caminar).

También se preguntó sobre los medios de desplazamiento que tendrán un mayor crecimiento o decrecimiento una vez superada la pandemia. Destacan tres medios por su posible crecimiento: el coche (62,1 %), la bicicleta (52,8 %) y caminar (50,7 %). En el lado contrario, entre aquellos que los ciudadanos piensan que serán menos utilizados destacan el autobús (72,8 %) y el metro-tren (54,5 %).

 

Oportunidad de cambio en las ciudades

La nueva normalidad a la que se espera llegar una vez que pase la fase crítica de la pandemia afectará a numerosos ámbitos de la sociedad: economía, educación, ocio, deporte y también a la forma de movilidad urbana de las personas. Por ello es necesario adelantarse a los cambios sociales que se van a producir para intentar adaptar las ciudades y pueblos a esta nueva situación.

Hay una tendencia futura que prevé incrementos en el desplazamiento activo (bicicleta y caminar) y del automóvil. Un incremento del uso del automóvil puede ser una solución temporal para la crisis sanitaria, pero llevará a una crisis ecológica, con un claro aumento de la contaminación y los problemas de congestión del tráfico que pueden producirse en un futuro.

Las ciudades son entes en continua transformación. Por ello deben analizarse todos los fenómenos que suceden y deben ser constantemente estudiados con el fin de satisfacer las necesidades de los habitantes.

Ante esta nueva tendencia en la movilidad, las ciudades que quieran apostar por la movilidad activa y sostenible deben empezar a tomar medidas. Solo así pueden evitar que el miedo al contagio se traduzca en un incremento del uso del vehículo particular y aparezcan nuevos problemas de contaminación.

 

Medidas para fomentar el desplazamiento activo y sostenible

Para que una ciudad pueda realmente aprovechar estas tendencias que los estudios sobre elección de modo de desplazamiento nos muestran, debe poner en marcha algunas de las siguientes medidas:

  • Potenciar la peatonalización permanente de calles antes destinadas al coche, o al menos temporal, eliminando por ejemplo los vehículos del centro en fin de semana.

  • Reducir espacios de aparcamiento para desincentivar el uso del automóvil en el centro de las ciudades. También proponer aparcamientos de calidad y gratuitos a las afueras que estén bien conectados con el centro mediante bicicletas de uso compartido o transporte público.

  • Reducir la velocidad de las vías para el vehículo particular (zona 30) para que sea cada vez menos motivador el uso del coche y aumentar al mismo tiempo la seguridad de ciclistas. Así, puede incrementarse el uso de la bicicleta.

  • Crear una mayor red de carriles bici y calles con carriles de uso preferente, apostando por diseños directos y rápidos entre puntos clave de la ciudad.

  • Fomentar campañas sociales y educativas que promuevan el uso del desplazamiento activo, priorizando centros educativos, los centros de trabajo y las instalaciones de ocio.

  • Desarrollar sistemas de peaje urbano para reducir el uso del vehículo particular.

  • Aplicar incentivos fiscales a la compra y reparación de bicicletas.

  • Fomentar la participación social en el nuevo diseño de las ciudades y pueblos. Si las medidas son consensuadas serán aceptadas por un mayor número de personas.

Autores: Josué Prieto Prieto. Universidad de Salamanca; David Cerro Herreros, Miguel Ángel Tapia Serrano, Mikel Vaquero Solis, Pedro Antonio Sánchez Miguel. Universidad de Extremadura.


La versión original de este artículo aparece en la Revista Telos, de Fundación Telefónica.

 

 

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