Nuevas iniciativas que darán prioridad a los peatones y reducirán la velocidad de circulación en la ciudad a 30 km/h
La Declaración de emergencia climática recoge una serie de medidas para que los peatones sean los protagonistas de la movilidad en la ciudad a través de la transformación del espacio público en un entorno más amable, menos contaminado y más seguro. La pacificación de las calles, la implantación de las supermanzanas o las mejoras de los entornos escolares son algunas de las medidas que contribuyen a cambiar el modelo de ciudad, y a las que ahora se añaden dos iniciativas más: “Abrimos calles” y “Ciudad 30”.
El proyecto “Abrimos calles” se inspira en las medidas que se aplican durante el Día sin Coches, que se celebra anualmente en el marco de la Semana Europea de la Movilidad, y que propone recuperar las calles para el uso exclusivo de los peatones. Se trata de una iniciativa para visibilizar el impacto del tráfico en las grandes ciudades, sobre todo en las vías más congestionadas, y que a partir del mes de febrero se implementará en Barcelona durante el primer fin de semana de cada mes.
En concreto, los sábados por la tarde, de las 17.00 a las 21.00 horas, y los domingos por la mañana, de las 10.00 a las 15.00 horas, varias calles de la ciudad se cortarán completamente al tráfico y estarán a disposición del vecindario para que pueda pasear, jugar, hacer deporte o realizar actividades comunitarias.
Los objetivos de la medida son los siguientes:
La medida se pondrá en marcha el sábado 1 de febrero, cuando se cortará el tráfico en la calle Gran de Gràcia, entre la plaza de Nicolás Salmerón y la calle de Nil Fabra, y en la Vía Laietana, entre las plazas de Urquinaona y de Antonio López. El primer fin de semana de marzo se añadirán los cortes de tráfico en el eje de la Creu Coberta – calle de Sants, entre la plaza de Espanya y la calle de Arizala, y en la calle de Aragó, entre la calle de Tarragona y la avenida Meridiana.
Los dos primeros meses de aplicación de la medida ya se liberarán 209.780 metros cuadrados de espacio para uso vecinal, y se calcula que el tráfico se reducirá en unos 100.000 vehículos. Progresivamente se irán incorporando más vías a la iniciativa, con el objetivo de llegar, a finales del 2020, a abrir a la ciudadanía diez vías principales cada fin de semana, una en cada distrito.
Barcelona afronta el reto de transformarse en una ciudad 30, una metrópoli donde la velocidad máxima de circulación de los vehículos sea de 30 km/h. Se trata de una medida necesaria para mejorar la seguridad de los peatones y reducir la accidentalidad y la gravedad de las lesiones. Reducir la velocidad máxima de 50 km/h a 30 km/h reduce la tasa de mortalidad en atropellos de un 45 % a un 5 %.
En los próximos dos años las vías de circulación con límite 30 sumarán 212 kilómetros, un 75 % del total de la red de circulación, con el objetivo de que Barcelona acabe estableciendo los 30 km/h como velocidad general en toda la ciudad.
Las actuaciones se iniciarán en las calles de la red secundaria que tienen más de un carril de circulación y seguirán con actuaciones en las calles de la red básica. Por la red secundaria circulan menos vehículos, tiene una función de carácter local y vecinal; en cambio, la red básica está configurada por el conjunto de calles en que se basa la movilidad de la ciudad y, por lo tanto, tiene más volumen de tráfico, conecta distritos y barrios y es una vía de paso para el transporte público.
La transformación de calles en vías 30 se divide en dos fases:
En el 2020:
En el 2021:
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