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Los parques públicos valencianos suspenden en accesibilidad según el estudio de un estudiante de la ETSIAMN


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Un estudio realizado por Bernardo Pajares, alumno de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural (ETSIAMN) de la Universitat Politècnica de València (UPV), revela que los parques y jardines públicos de la ciudad de Valencia no son accesibles para personas con algún tipo de discapacidad.

 

Este estudio ha sido realizado como trabajo fin de carrera, dirigido por Francisco Javier Martínez, profesor de la ETSIAMN, y Eduardo Signes, responsable de accesibilidad de COCEMFE-CV (Confederación de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de la Comunidad Valenciana). Para llevar a cabo el trabajo, Pajares ha elegido los diez parques públicos más emblemáticos de la ciudad: Jardín del Turia, Jardín del Polifilo, Parque del Oeste, Jardines del Real o Viveros,  Jardín de Ayora, Parque de Cabecera, Parque de la Rambleta, Parque de Marchalenes, Parque de Orriols y Parque de Benicalap.

 

Los parámetros elegidos  para evaluar la accesibilidad de los parques han sido los estipulados por la normativa actual de accesibilidad de la Generalitat Valenciana y del Ayuntamiento de Valencia. Cada parque se ha estudiado por separado, evaluando los itinerarios de acceso y los interiores.

 

El estudio ha sido realizado pensando en personas, adultos y niños, con cualquier tipo de discapacidad o movilidad reducida. “He estudiado las necesidades tanto de personas con discapacidades permanentes como una persona ciega o sorda, o alguien que va en silla de ruedas, como los problemas temporales de mujeres embarazadas, personas con muletas o personas mayores”, explica Bernardo Pajares.

 

Tras la evaluación de todos los aspectos como mobiliario, pavimento, vegetación, juegos, desniveles, escaleras, rampas, mantenimiento, señalización, puntos de referencia o barandillas, entre otros, el estudiante ha llegado a la conclusión de que “los parques y jardines valencianos repiten la misma serie de deficiencias y cuentan con barreras que en muchos casos imposibilitan el acceso y estancia a las personas con movilidad reducida”.

 

Entre las barreras más importantes detectadas por Pajares, destacan los bancos no adaptados, las escaleras en vez de rampas, papeleras a altura no adecuada, rampas con inclinación no apta para sillas de ruedas, pavimentos con desniveles o resbaladizos, juegos no accesibles para niños con algún tipo de discapacidad o vegetación no cuidada que puede provocar caídas en personas ciegas, entre otras.

 

 

Según explica Pajares, “hay que entender que algunos de estos parques tienen muchos años y antes no había especificaciones técnicas. Pero los parques nuevos, de hace unos 10 años, o los que se construyan en el futuro, deberían cumplir la normativa. Para ello, es fundamental la concienciación social, de las autoridades y de los técnicos competentes”.

 

Pajares propone como solución que “cuando se diseñe un nuevo parque, las autoridades consulten a organismos de discapacitados y a la universidades para que sea funcional y accesible. Un parque o jardín puede ser accesible y estético a la vez”.

 

De todos los parques estudiados, el de Cabecera es el que sale peor parado. Según comenta Pajares, “es inaccesible para personas con sillas de ruedas y para invidentes porque, por primar la estética, han hecho muchos desniveles, recorridos largos sin zonas de descanso, árboles por el medio de las vía peatonales y rampas muy pronunciadas”.

 

Como solución, Pajares propone ceñirse a la normativa vigente al diseñar un nuevo parque. “la normativa especifica las características de todos los elementos de un parque o jardín como el desnivel de una rampa, la anchura de las aceras, la señalización adecuada, cómo debe ser el mobiliario, el pavimento, etc. Solo se necesita concienciación para cumplirla y que todos los ciudadanos podamos disfrutar de los parques y jardines valencianos”.


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