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Barcelona podría mejorar sus niveles de contaminación gracias a las cubiertas ajardinadas


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Un estudio de la empresa Projar demuestra la mejora de la calidad de vida en las ciudades que apuestan por ajardinar las terrazas o lo que se denomina la “cuarta fachada”. Según un estudio de esta empresa, con implantación nacional y oficina técnica en Barcelona, “las cubiertas ajardinadas mejoran la calidad del agua. Por ejemplo pueden eliminar hasta el 60% del cadmio, cobre y plomo y el 16% del zinc, gracias a pasar por el filtro natural y vegetal que supone la cubierta vegetal”.

 

 

Para la técnico de Projar Ana Llopis otra ventaja “muy importante en climas mediterráneos como el de Barcelona es que las cubiertas ajardinadas ayudan a reducir las escorrentías de aguas que usualmente colapsan las redes de alcantarillado provocando las inundaciones y las lluvias torrenciales propias de estos climas”.

 

 

Barcelona al nivel de países nórdicos

 

Llopis también ha querido destacar que “la decisión del Ayuntamiento de Barcelona de apostar por el ajardinamiento de las terrazas puede colocar a la ciudad condal en el mismo nivel que los países nórdicos donde, desde principios de la presente década, ya obligan a que todos los nuevos edificios cuenten con estos proyectos”.

 

 

El estudo de Projar también confirma que el aire de las ciudades con cubiertas vegetales mejora notablemente. En este sentido “se han detectado reducciones del 37% del dióxido de azufre y una reducción del 21% del ácido nitroso

 

Otra de las ventajas de las que se beneficiará Barcelona si, finalmente se consigue el objetivo de ajardinar las terrazas ya construidas, es la eliminación del polvo en suspensión. En este sentido, el trabajo de Projar, basado en estudios internacionales recoge que “las cubiertas ajardinadas pueden eliminar 2 kilogramos de partículas de polvo por año y metro cuadrado

 

Y por supuesto suponen una ayuda para la reducción del CO2. Una cubierta ajardinada de 200 metros cuadrados puede fijar 434 kilogramos de CO2, casi media tonelada.

 

Otro aspecto fundamental de las cubiertas ajardinadas es su aportación al ahorro energético, ya que consiguen modular las oscilaciones de temperatura. Según el trabajo realizado por esta compañía, “en estudios realizados en laboratorio donde teníamos temperaturas exteriores de 74 °, conseguíamos en el interior temperaturas de 32° y con la cubierta vegetal se lograba bajar hasta los 26°, en las condiciones más desfavorables (sin vegetación ni agua en la cubierta)”.

 

 

Para Ana Llopis “la decisión del Ayuntamiento de Barcelona de dotar una partida presupuestaria para desarrollar 1700 hectáreas de cubiertas ajardinadas supone una apuesta muy positiva en la calidad de vida de los ciudadanos. Y si la administración apuesta por estas iniciativas, poco a poco veremos como el resto de entidades también se suman a esta práctica que permite rentabilizar, desde un punto de vista medioambiental, una parte de los edificios que, hasta ahora, no se utilizaban”.


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