Medio Ambiente

Esta semana se instalarán por toda la ciudad 40 dispensadores automáticos de pienso anticonceptivo para controlar la población de palomas en la ciudad que, en estos momentos, se calcula que es de 85.000 ejemplares.

Se trata de una apuesta clara y decidida por el control ético de las poblaciones de palomas, por lo que Barcelona es la primera gran ciudad que impulsa métodos anticonceptivos con nicarbazina, una sustancia inhibidora de la capacidad reproductora de las palomas. El método ya se había ensayado con buenos resultados en otras ciudades como Génova y otras pequeñas localidades italianas, pero nunca en una gran ciudad como Barcelona, según ha explicado hoy el comisionado de Ecología, Frederic Ximeno.

La alimentación con este tratamiento se lleva a cabo mediante unos dispensadores automáticos de maíz recubierto con la sustancia anticonceptiva. A principios de marzo habrá hasta 40 dispensadores instalados por toda la ciudad en los lugares con más densidad de palomas y los puntos más conflictivos denunciados por la ciudadanía. “Barcelona es una ciudad amiga de los animales, por lo que el control ético de las palomas puede funcionar, porque es una actuación preventiva y no hay sacrificio de los animales”, ha declarado Ximeno.

Este método, que sustituye el tradicional de las capturas, actúa a medio plazo. Se prevé que la población actual se reduzca en el entorno del 20 % el primer año y entre el 70 % y el 80 % después de cuatro o cinco años. El próximo mes de marzo el Ayuntamiento finalizará un censo de palomas que se comenzó a elaborar en diciembre del 2016. Se calcula que actualmente hay 85.000 palomas en la ciudad.

A finales del 2017 se hará un nuevo censo de palomas en la ciudad para valorar la efectividad del método anticonceptivo. La dirección científica del programa la lleva a cabo el departamento de Medicina y Cirugía de los Animales de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y los trabajos científicos de censos de poblaciones los dirige el Museo de Ciencias Naturales. Durante este año se hará un seguimiento para evaluar el impacto de este método en las palomas, pero también la posible incidencia en otros tipos de aves. Según ha reconocido el comisionado de Ecología: “Barcelona aspira a que este método sea definitivo para controlar la población de palomas.”